lunes, 15 de enero de 2024

Cenizas

Me imagino al fantasma de la mujer cuyas cenizas se han encontrado en una urna funeraria en la calle, cerca del Hospital de la Inmaculada, quejándose. “¡Es que os olvidáis hasta de enterrarme!” Parece un capítulo de la serie “A dos metros bajo tierra”, en la que una familia regenta una funeraria y todos los días se enfrenta a las vicisitudes de la muerte. Si los cementerios se encontrasen en el centro de las ciudades quizá recordaríamos que tenemos un tiempo limitado y lo perderíamos menos. Ojalá se lo recordaran a nuestros políticos antes de hablar en el parlamento. “¡Memento mori!”, les susurraban a los emperadores romanos. “Recuerda que morirás”. “Los muertos viajan deprisa”, decían en una película fantástica. Pero no lo harán en Granada, que según Paco Puentedura va a ser la segunda ciudad con el autobús más caro, sólo superada por Barcelona, al menos mientras siga en España. Son dos ciudades que tienen más en común de lo que parece: la contaminación, la sequía, el transporte público, el turismo y ediles irreconciliables. ¡Cómo me gustaría que hubiera un proyecto de ciudad en el que participaran todos los grupos políticos! Y eso que en Granada no ha aparecido aún ningún partido independentista, aunque sí hay quien defiende la existencia del reino nazarí y la independencia de Andalucía oriental. Lo que nos faltaba. Ya nos veo encabezando la liga independentista e invitando a Carles Puigdemont a vivir en la Alhambra. Si los muros del castillo rojo hablaran contarían historias de fantasmas y fantasmones, que se confunden con facilidad en nuestra vida política. No sé si lo del olvido de las cenizas de la pobre mujer tendrá que ver con la subida de las tarifas del cementerio de San José en 2024. Menudo compromiso es morirse, y encima resulta caro. Menos mal que muerto ya no te enteras de nada. ¿O acaso sí? Las colas de reclamaciones suelen estar llenas de zombis, mareados por la administración, y no digamos los congresos de los partidos, donde los líderes pretenden pastorear la voluntad de los afiliados y a través de ellos la de los ciudadanos, a los que nos llaman pueblo o gente o incluso hermanos sólo cuando les conviene. Que se lo digan a Pablo Iglesias, capaz de cargarse la izquierda española porque Yolanda Díaz le lleva la contraria. O a Pedro Sánchez, especie de ave fénix según sus libros, un superviviente de su propio partido. Ojalá seamos capaces de resurgir de tantas cenizas políticas. Como videntes, vemos fantasmas y cenizos.

IDEAL (La Cerradura), 14/01/2024

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