En un contexto mundial
en el que se teme la vuelta de Donal Trump a la presidencia de Estados Unidos y
Vladimir Putin no tiene reparos en declarar en busca y captura a la presidenta
de Estonia, algunos analistas aconsejan a Europa y a países despistados como
España prepararse para la guerra. Una guerra en la que ya estamos inmersos,
pero que todavía se ve lejana en el sur de la Unión Europea. No tanto en
Alemania, que va a destinar el 2% del PIB a Defensa, algo respaldado por la
mayoría de la población. El canciller alemán, Olaf Scholz, habla de la
necesaria colaboración entre los países europeos para aumentar la producción de
armas y no depender de Estados Unidos y de la OTAN, de la que Trump puede
prescindir. Porque bajo el paraguas americano, podíamos permitirnos ser
pacifistas, pero al parecer esos tiempos se han acabado. En España, sin
embargo, esto es una quimera, cuando ni siquiera podemos dotar de medios a la
Guardia Civil, que se enfrenta en inferioridad de condiciones a los
narcotraficantes, y donde apenas se ha prestado atención y respeto a los dos
funcionarios asesinados en Barbate. ¿Podemos imaginar nuestro papel en una
guerra convencional contra los rusos? Nuestros gobernantes se declaran
contrarios a la guerra y no están dispuestos a aumentar el gasto militar,
aunque entre bambalinas se comportan como el Padrino con sus adversarios
políticos. Son capaces de aplastar a sus rivales sin ningún escrúpulo, pero no
de saltarse las normas impuestas por lo políticamente correcto. Si no fuera porque
pertenecemos a la Unión Europea y Josep Borrell es el responsable de Asuntos
Exteriores y Política de Seguridad, España sería un cero a la izquierda en la
política internacional. Ya lo somos en muchos aspectos, porque aquí nos van
más las batallas de mentiras y los estadistas brillan por su ausencia. Nuestras
guerras son más modestas, y en Granada la batalla se sitúa en la Zona Norte,
donde los trabajadores de la Rober han decidido suprimir el paso de las líneas
5, N5 y N6 en el tramo entre Joaquina Eguaras y Sánchez Cotán por el
lanzamiento de piedras contra los autobuses. La alcaldesa ha pedido refuerzos
para proteger a los conductores, mientras el PSOE, por boca de Paco Cuenca,
señala que “hay que reducir a los agresores, que están muy identificados”. ¿No
somos capaces de garantizar los servicios públicos? Según Ambrose Bierce, una
batalla es el método de desatar con los dientes un nudo político que no se
podía deshacer con la lengua.
IDEAL
(La Cerradura), 18/02/2024
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