Las
migraciones tienen sus propios caminos, a pesar de las decisiones de los
Estados y las llamadas al miedo de algunos políticos y partidos. Al final se
trata de convivencia, y si uno pasea por la calle Elvira verá cómo entre otros
habitantes viven árabes y gitanos en un maridaje que puede resultar extraño al
turista, pero que es la esencia de la vecindad en el casco antiguo de Granada
desde hace décadas. A quien ha tenido que emigrar para buscarse la vida le
resulta natural acoger al extranjero, ya que él tenía la misma condición en
otros lugares desde donde añoraba la casa de la infancia. Y han sido muchos los
andaluces que han tenido que viajar a Madrid o Cataluña para buscar trabajo, o
cruzar la frontera a Francia o Alemania. Lo saben también los 1.500 vecinos de
Mora de Rubielos, en la provincia de Teruel, parte de lo que se conoce como la
España vacía, término que acuñó en su famoso ensayo Sergio del Molino y que
alude al proceso migratorio del campo a la ciudad que se produjo en este país
fundamentalmente entre 1950 y 1970 y que aún no se ha agotado en nuestros días.
Allí han llegado 110 refugiados procedentes de Canarias, que representarían
casi el 10% del censo del pueblo. Y los han acogido con normalidad, porque
también es una tierra de emigrantes. Un proceso que ha afectado prácticamente a
todo el territorio español, que ha sido eminentemente rural hasta bien entrado
el siglo XX. Así que, sin rasgarnos las vestiduras, tal vez una inmigración
ordenada y en la que participen todas las administraciones territoriales sea una
oportunidad para repoblar esas zonas de España, reconstruir las casas que se
caen a pedazos y trabajar la tierra que nadie quiere. Las comunidades
autónomas, diputaciones y ayuntamientos han creado incentivos para paliar la
despoblación de muchas aldeas abandonadas, pero quizá podrían beneficiarse de
ellos estas personas que todavía no tienen patria. ¿Dónde está la solidaridad por
la que claman las comunidades autónomas? ¿No son argumentos racistas los que se
utilizan para no ayudar al Gobierno de Canarias? No sabemos con quién vivimos
en realidad. Volviendo a la calle Elvira, esta semana se ha encontrado el
cadáver de un hombre en un local de una mujer con síndrome de Diógenes. Entre
la basura que había acumulado durante años estaba el cuerpo de su hermano,
muerto al parecer por causas naturales, según informaba Carlos Morán en IDEAL. La
pobreza y la soledad no saben de razas.
IDEAL (La Cerradura), 15/09/2024
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