España
no es tan diferente a otros países europeos, pero nos empeñamos en parecerlo,
como ese adolescente que no tiene muy clara su identidad, aunque algunos le
atribuyan siglos de historia imperial. Pero no sólo nos empeñamos en
diferenciarnos de otros países, sino que, dentro del propio Estado, las
comunidades autónomas llevan años echando una carrera para diferenciarse entre
sí, y también las ciudades, que buscan la piedra filosofal del turismo, e
incluso pretenden diferenciarse los ciudadanos, educados con los chistes de
Eugenio, aunque tengan las mismas necesidades básicas, garantizadas con el
ingreso mínimo vital (algo bueno tenía que hacer el Gobierno). “¿Saben aquél
que diu que van un catalán, un vasco y un andaluz metidos en un ascensor?” Otra
cosa es el carácter, que no es tan bueno, a juzgar por lo que ocurre en el
Congreso de los Diputados. Debían de estar en plan surrealista esta semana sus
señorías, a pesar de la cara de circunstancias. “Si ningún miembro de este
Gobierno somos pescados, ¿en qué andan ustedes, señor Casado?”, preguntó muy
seriamente la vicepresidenta Carmen Calvo al jefe de la oposición. ¿Cómo? ¿Que
no hay pescados en el Gobierno? Y no estaba utilizando un estilo
metafórico-evangélico, del que tanto disfrutan Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. Pablo
Casado había amenazado a Pedro Sánchez: “A usted lo acabarán pescando”. Una
afirmación categórica que requería otra contestación del mismo calibre: “En
este Gobierno no hay pescados”. Puede que haya pecados y enchufados en alguna
dirección general, pero pescados no. Sólo pescamos coronavirus y resfriados. Pero
es que del lenguaje inclusivo hemos pasado al lenguaje infantil, como el que
utiliza Irene Montero con los periodistas para explicar la manifestación del
8-M y la pandemia. “¿A qué crees que se debe la bajada de cifras?” “Pues tía,
creo que al coronavirus, pero no lo voy a decir”. ¿Y la manifa? “Guay, con
mucho empuje”. ¿Y el virus? “O sea, los gobiernos europeos están tomando
medidas superdrásticas”. El caso es llevarse la contraria, aunque sea hablando
como el Piraña en la serie Verano Azul, otra gran contribución a la educación
española. Que le dice Pedro Sánchez a Santiago Abascal: “¡Barrilete!”; pues
contesta el otro: “¡Telerriba!” Es decir, lo mismo, pero al revés. A esto deben
referirse con lo de nueva normalidad. Y este es el nuevo idioma que van a
utilizar. Es lo que suele pasar cuando uno se preocupa más de lo que dice que
de lo que hace. ¿Y a quién le preocupa la salud del Estado? A saber lo que
estarán pescando.
IDEAL (La Cerradura) 7/06/2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario