lunes, 10 de agosto de 2020

El exilio o la fuga

La categoría de un país se mide también por cómo trata a sus personajes públicos, y que el Rey emérito haya tenido que exiliarse demuestra muy poco respeto por el personaje (que tampoco se ha mostrado en los últimos años digno de respeto), pero asimismo por la historia de España. Total, Juan Carlos I no ha hecho algo muy diferente a lo que hacen habitualmente artistas y deportistas, y habría que ver cuántos miembros del Consejo de Ministros utilizan sociedades para tributar menos a Hacienda. El Rey emérito aceptó pagos de Arabia Saudí como el actual vicepresidente del Gobierno los aceptó de Irán y Venezuela, al menos eso es lo que cuenta la prensa, y para todos debería valer la presunción de inocencia. El que no la necesita es Pedro Sánchez, que se va a veranear tranquilamente al palacio de La Mareta, un regalo del rey Hussein de Jordania a Juan Carlos I y que éste cedió al Patrimonio Nacional, porque aquí se es republicano sólo cuando interesa, y lo que más abunda es la hipocresía y la desvergüenza. Es cierto que Juan Carlos I fue el sucesor nombrado por Franco, pero también la ley de Reforma Política fue la última ley franquista, y si no ha habido una verdadera ruptura jurídica con el régimen franquista sí la ha habido en la persona del propio Juan Carlos I, convertido en jefe del Estado y símbolo de la monarquía parlamentaria. Es decir que, si le hubiera dado la gana, no hubiera habido democracia en España, y eso es algo bien distinto a sentarse por la noche a ver Juego de Tronos. La diferencia entre la clase política de la Transición y la actual es que mientras aquélla creció sufriendo las secuelas de una guerra civil y una dictadura, ésta lo hizo viendo en el cine La Guerra de las Galaxias. Y se nota. ¿Cuántos de los actuales líderes políticos son capaces de hacer un sacrificio para pactar con el contrario? Ni siquiera con una pandemia que ha causado decenas de miles de muertos (todavía esperamos cifras oficiales verdaderas) hemos visto un gran pacto político nacional. No les interesa a nuestros políticos, que carecen de una idea o un proyecto de Estado, fuera del análisis de la intención de voto y los fundamentos de la comunicación política. ¿Una república? El presidente Sánchez ha volado en dos aviones Falcon de las Fuerzas Armadas al palacio de la Mareta, en Lanzarote. Otra película: Exilio y fuga. Mientras, la casa está vacía. Y sin barrer.

IDEAL (La Cerradura), 9/08/2020

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