Con
la crisis fumamos menos y bebemos menos, pero, sin embargo, seguimos viendo el
mismo fútbol. Y eso que este deporte debería cabrearnos, además de cuando
pierde nuestro equipo. Al margen de lo que ganan los jugadores, cuyo mayor
pasatiempo fuera de las canchas suele ser la consola –no sé si para seguir
entrenándose-, estos días hemos visto cómo dimitía el presidente del Barcelona
y cómo el expresidente del Sevilla aseguraba que él sería más útil para la
sociedad en la calle que en la cárcel. Pues no sé. Si en la calle se dedica a
delinquir, ya sea en Marbella o en Hispalis, mejor está en la cárcel. A pesar
de que la mayoría de los presidentes de otros clubes de fútbol hayan pedido
desvergonzadamente su indulto. ¿Tal vez porque lo mismo podría pasarles a
ellos? En el mundo del fútbol hay demasiada gente que no vive en la realidad. Y
detrás de sonrisas y apretones de manos se esconden personajes siniestros que
utilizan los clubes para su lucro personal. Derechos de publicidad, cifras de
contratos exageradas, especulaciones urbanísticas… ¿Alguien se acuerda ya del
calvario que pasó el Granada? Viendo al equipo jugar en el Estadio Santiago
Bernabéu con el Real Madrid uno se olvida fácilmente de los infiernos de 2ª B.
Pero ¿y del viejo estadio de Los Cármenes, que fue un hermoso solar? Quizá
Florentino Pérez les dio algunas ideas a los actuales dirigentes del Granada
sobre cómo actuar en el futuro, porque en eso de obtener ganancias millonarias
con las obras del Bernabéu tiene casi tanta experiencia como en fichar a
cracks. ¿Y quién quiere presidir el país si puede ser presidente del club más
rico del mundo? Deben ser interesantes las conversaciones que se producen en el
palco, aunque quizá se aburran como una ostra. Total, por ver ganar a nuestro
equipo de fútbol somos capaces de hacer la vista gorda. Es lo que hacen también
las mujeres de algunos futbolistas, que cuando posan juntos parecen la bella y
la bestia. Ellos se pasan todo el día corriendo en calzoncillos, descansan
jugando a los vídeo juegos y, en cuanto pueden, se van de juerga. ¿Cómo se
soporta eso? Bueno, es verdad que luego ganan al año unos cuantos millones de
euros. Porca miseria. Pero luego, como en todas las demás profesiones, está la
clase obrera. Habría que meterle mano al fútbol, y a nivel legislativo, aunque
sólo fuera para que dejen de hacerlo presidentes, representantes y demás
intermediarios. No sé si los ciudadanos podríamos asumir tamaño
sacrificio.
IDEAL
(La Cerradura), 2/02/2014
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