Si
hubiera acuerdo sobre un par de cuestiones básicas, España sería mucho más
agradable, y quizá escalase puestos en esas encuestas sobre la felicidad que
tanto gustan en los países presuntamente desarrollados. Habría que empezar por
el Congreso, donde nuestros diputados, más allá del reglamento, deberían
cumplir unas reglas de educación mínimas, evitando los insultos y las
pataletas, que no se admiten ni en las guarderías. “Esto no es un patio de
colegio”, ha gritado esta semana la presidenta, Francina Armengol, en la
fallida sesión de investidura de Alberto Núñez Feijóo, al que no se ha dignado
a replicar Pedro Sánchez. Nos quejamos del infantilismo de la sociedad, pero qué
decir de nuestras señorías, que se apodan a sí mismas y se comportan como
jabalíes, de lo que ha ejercido al parecer el designado portavoz del PSOE,
Óscar Puente, si atendemos a la prensa. ¿Tendrán que aprobar (si son capaces de
llegar a un acuerdo) una ley específica para regir su comportamiento, como la
que acaba de entrar en vigor sobre el maltrato animal? El maltrato es más bien
social, una zafiedad y una pobreza intelectual que irradia el parlamento e
irresponsablemente transmiten los medios de comunicación, donde el análisis reposado
está siendo sustituido por la opinión sectaria, las noticias por el
sensacionalismo, y donde cada vez es más difícil encontrar una información
meramente objetiva. Esa mala baba inunda las ediciones digitales y las ondas
desde por la mañana temprano, por lo que no es de extrañar que la gente tienda
a taparse los oídos, a que crezca el porcentaje de abstención en las
elecciones, a que para informarse dejen de lado los medios tradicionales para
acudir a otras plataformas que, en un círculo vicioso, fomentan la ignorancia y
el populismo. Es lo que ocurre cuando las instituciones no cumplen su función ni
los que antes llamábamos responsables públicos. ¿A qué han acudido los
diputados al Congreso esta semana? ¿Ése es el respeto que tienen por las
instituciones democráticas, por los ciudadanos a los que representan y por sí
mismos? Visto lo visto, efectivamente tendría que haber unas nuevas elecciones.
Pero dada la incapacidad mostrada, si quedara un poco de dignidad en los
partidos ningún candidato debería repetir en otra convocatoria. Y tampoco los
diputados, que no tienen libertad para votar y ni siquiera para decir lo que
piensan. Ustedes no cumplen con la voluntad popular ni con la de las bases. Así
que dedíquense a otra cosa. No hacen faltan indultos ni amnistías. Hagan listas
nuevas.
IDEAL (La Cerradura), 1/10/2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario