La imagen
de una estatua de Donald Trump como un nuevo becerro de oro simboliza el nuevo
orden mundial que quieren imponernos, de extremos políticos, económicos y
religiosos, y donde sólo son válidas las ideas de un grupo de iluminados. Todo
lo contrario que una democracia, que parte del reconocimiento de no tener
razón, porque la convivencia exige que nos pongamos de acuerdo con quienes
defienden otras razones. Pero hemos perdido esta perspectiva, y los líderes que
pretenden tener siempre razón sólo debilitan la democracia. En ese contexto,
puestos a elegir, el votante se decanta por el más extremista, que a fin de
cuentas nunca ha ocultado su cabezonería. Si prima el interés público y no el
interés del partido, hay que llegar a acuerdos. A nivel estatal y a nivel
local. En un contexto bélico y con una UE que llama a la unidad para
sobrevivir, los grandes partidos políticos españoles no pueden estar
enfrentados. Hay que trabajar en una misma política en defensa, en las
relaciones internacionales, en la financiación autonómica, en el modelo de
Estado. Los partidos no pueden actuar como si vivieran en países o ciudades
diferentes. Si se aprueba una zona de bajas emisiones en Granada, por ejemplo,
¿no tendrán que ponerse de acuerdo todos los municipios del área metropolitana?
Sin embargo, si uno se fija en los ayuntamientos que están a favor o se han
opuesto, aparece un mapa de azules y rojos. ¿Nuestros ediles toman las
decisiones según les dicta el partido? ¿Para qué necesitamos entonces
corporaciones locales? Nos bastaría seguir con la cadena del ordeno y mando. Y
para eso son más competentes los gestores y funcionarios. El pacifismo empieza
en lo cotidiano, en la familia, en la empresa, en el ayuntamiento, en el
Congreso de los Diputados. No harás política internacional si no eres capaz de negociar
en la nacional o la local. Pero nuestros partidos están más preocupados por
ridiculizar al contrario en las redes sociales. Como adolescentes, los equipos
de marketing se dedican a producir vídeos penosos con inteligencia artificial.
Esta semana ha sido el PP el que ha publicado un vídeo titulado “La isla de las
corrupciones”, para denunciar supuestamente al Gobierno, en la misma semana en
que se ha revelado el mayor pelotazo inmobiliario de la trama Gürtel. ¿Así van
a atraer el voto de los jóvenes? Al parecer, en España también nos sobran los
becerros. Entre tantos bulos, manipulaciones y mentiras, alguien debería
preocuparse por la verdad. Una verdad compartida.
IDEAL
(La Cerradura), 9/03/2025