lunes, 31 de enero de 2022

Bélicos

Resulta lamentable que la posibilidad de una guerra en Europa sólo sirva en España para que se produzca una ridícula “batalla entre partidos”, como titulaba algún periódico esta semana, o que haya escaramuzas dentro del propio Gobierno. De pronto utilizamos un lenguaje bélico y elucubramos sobre cómo comienzan las guerras, como si esto no fuera un preocupante conflicto internacional, sino una nueva moda informativa. Pero los partidos españoles parecen en guerra, Vox contra el PP, Podemos contra el PSOE y todos contra todos, que si tú tienes vínculos con Rusia o con el partido comunista chino o con la extrema derecha. El caso es enarbolar la paloma de la paz cuando lo que se pretende es derrotar al contrario, que hay elecciones en Castilla y León y quizá también pronto en Andalucía. Viendo las cosas con perspectiva, uno entiende la fascinación que la guerra civil ha despertado siempre entre los historiadores extranjeros, porque nadie puede explicarse el enconamiento y la cabezonería de buena parte de la clase política española, incapaz de llegar a acuerdos sobre políticas nacionales a largo plazo y desarrollar un proyecto de país. Y si es incapaz de desarrollarlas a nivel interno, no podemos esperar que las desarrollen a nivel internacional, aunque tengamos a políticos valiosos como Josep Borrell –qué lástima que no llegara a ser candidato del PSOE y presidente del Gobierno- al frente de la diplomacia europea o Javier Solana, y eurodiputados brillantes como Juan Fernando López Aguilar, que ha sido sensible en su trabajo científico a los hechos diferenciales recogidos en la Constitución y que como buen europeísta defiende la unidad desde la heterogeneidad. Sin salir de Granada, otro buen ejemplo es José Antonio Montilla, y no es casualidad que todos provengan de la universidad. Como excepción para que se cumpla la regla, tenemos al mayor bluf de la política española de los últimos años, Pablo Iglesias, que proclama que, ahora que no es político, “puede decir la verdad”. Se ve que no aprendió nada en sus años universitarios, pues la veracidad debe presidir el trabajo científico y el informativo, su otra vocación frustrada. Y esas expectativas de verdad referencial deberían presidir también el discurso político, si se aspira a recuperar la credibilidad ante los ciudadanos. Porque, de este modo, es difícil prever lo que ocurrirá en esta nueva crisis europea, pero sí sabemos lo que sucederá en España. Como decía el coronel alemán interpretado por Max von Sydow en “Evasión o victoria”, los conflictos internacionales deberían resolverse en un campo de fútbol.

IDEAL (La Cerradura), 30/01/2022

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