domingo, 29 de diciembre de 2013

Asquerosa


Si con el nuevo año recuperamos la cordura, quizá seamos capaces de solucionar el problema regional español con la misma alegría con que Asquerosa pasó a llamarse Valderrubio, se convirtió en Entidad Local Autónoma y ahora en el flamante municipio ciento sesenta y nueve de la provincia de Granada y setecientos setenta y dos de Andalucía. La alcaldesa del nuevo ayuntamiento, Francisca Blanco, ha dicho que el pleno lo conformarán once grupos políticos, lo que no es óbice para que en Valderrubio lleven tan a gala el nombre de García Lorca como trabajar durante décadas para lograr su autonomía administrativa. Porque ésa es la cuestión, el contenido de un concepto que algunos confunden con impunidad política. ¿No basta con una administración cercana al ciudadano donde sus representantes han sido elegidos democráticamente? ¿No existe ya, de hecho, en España, una parcelación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial? La autonomía política no requiere de conceptos como país, estado, nacionalidad o nación para ejercerse efectivamente, y lo cierto es que, al margen de un debate meramente teórico, el Estado autonómico se diferencia poco en su funcionamiento del Estado federal. Tal vez lo que debería preocuparnos es que la existencia de tantas administraciones territoriales sólo haya contribuido a que el índice de percepción de la corrupción en nuestro país sea comparable al de Siria, y no a que los ciudadanos, independientemente del municipio o la región donde habiten, tengan mejor nivel de vida. Los datos provienen de Alemania, como es costumbre, pero, para variar, no proceden del Bundesbank, sino de la ONG Transparencia Internacional. En Siria hay una guerra civil, y en España la hay en cierto modo, aunque sea mucho más sutil que la que sufrieron nuestros abuelos y bisabuelos. Porque como entonces hay víctimas, exiliados y mucha miseria, aunque las armas que se utilizan se parezcan más a una calculadora, una carta de despido u otra triste estadística. Y, en ese sentido, quizá nos anime saber que España, a nivel de corrupción, se sitúa por detrás de Brunei y Polonia, y justo delante de Cabo Verde. Si yo fuera Marino Rajoy, cogería los cuernos del toro y le propondría a Artur Mas constituir la nueva República de Estados Españoles (Alemanes y Europeos, otrora Reino de España). Pero que dejen de tocarnos el bolsillo y las narices a los ciudadanos madrileños, catalanes, vascos, gallegos o andaluces. Porque España se ve hoy día un poquito asquerosa. Con todos mis respetos a Valderrubio y a sus hijos adoptivos, como Federico García Lorca.
IDEAL (La Cerradura), 29/12/2013

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