La desfachatez del Gobierno ha
llegado a la Agencia Tributaria. Ya nos había enseñado que hay unos
contribuyentes mejores que otros, y que los mejores son los defraudadores, las
infantas o esos tesoreros que llevan y al mismo tiempo no llevan la
contabilidad del Partido Popular, como con la claridad mental que le
caracteriza ha explicado el presidente Mariano Rajoy. A este Gobierno no le
gusta que se reforme la Constitución española, pero obvia el mandato que la
norma fundamental establece de que todos contribuyamos al sostenimiento de los
gastos públicos según nuestra capacidad económica. Si esto es así, ¿por qué se
necesitan cargos de confianza en la AEAT? ¿Por qué no son siempre los altos
cargos de la Administración funcionarios de carrera? No hay que ser inspector
de Hacienda para imaginar por qué se considera necesario elegir a estos cargos. El ministro Cristóbal Montoro dice que los medios que le critican luego van
a verle para solucionar sus deudas. ¿Les está amenazando el señor ministro? ¿Se
le ha olvidado la protección de datos de los contribuyentes? La voluntad
política se demuestra en los detalles, en el modo de gestionar la
Administración pública y en otras afirmaciones grandilocuentes: “La suspensión
de la autonomía está prevista en la Constitución”, ha afirmado el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso
Alonso. Tal como ha manejado el Gobierno “el problema regional”, Artur Mas ha
visto el cielo abierto para plantear la consulta a los ciudadanos. Pues ¿quién
quiere formar parte de España con un gobierno como éste? ¿Quién va a hablar de
solidaridad entre todos los españoles cuando estamos bajo un Gobierno que cree
en las diferencias de clase? Salta a la vista que para Mariano Rajoy y sus
ministros hay unos españoles mejores que otros, y desde las filas populares nos
tienen acostumbrados a oír tonterías sobre los andaluces, los catalanes o quien
se tercie. Cierto es que Artur Mas es un dirigente tan incompetente como
Mariano Rajoy, pero al menos sabe aprovecharse de la nula iniciativa de éste.
Obviamente, en Cataluña van a votar a favor de la independencia, que es en
realidad una consulta sobre la propia dignidad. Muchas personas que la tienen
hace tiempo que hicieron sus maletas. Para que luego los veamos acudir
hipócritamente a los funerales de Nelson Mandela, quien, sin embargo, sí sabía
muy bien quién era. Porque la identidad no tiene nada que ver con la piel, el
territorio, la lengua o el reparto de los recursos públicos. La estupidez no
tributa a Hacienda.
IDEAL (La
Cerradura), 15/12/2013
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