Mientras
las cloacas del Estado siguen vomitando corruptelas, por las alcantarillas de
Granada salen cucarachas y ratas que inundan el Camino Bajo de Huétor y el
Realejo. Convivimos con los bichos, que sólo de vez en cuando asoman la cabeza.
Se alimentan cuando no los vemos, y algunos no se conforman con las sombras,
sino que invaden las despensas de las casas y de los ministerios. ¿Tendremos a
algún flautista de Hamelín esperando su oportunidad? No se ven muchos
flautistas en la oposición, aunque el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez,
se empeñe en dar la nota en las cumbres europeas y de la OTAN. En los solos no
se puede desafinar, pero entre gallos anda el juego. ¿Quién necesita una
cuestión de confianza si puede batirse en duelo con Donald Trump? Estaría bien
si lo hicieran con revólveres de plástico comprados a su colega chino, pero no
cuando son las empresas españolas las que pagarán ese ego desmedido en forma de
aranceles. Lo que estarán sudando los diplomáticos. ¿Se puede arreglar tanto
entuerto? No lo cree el expresidente Felipe González, que ha afirmado que no
votará al PSOE si Pedro Sánchez sigue siendo candidato, que ya ha dicho que lo
será. Total, si niego la realidad, ¿por qué no voy a seguir tocando la flauta? No
sé cuántos españoles estarían dispuestos a seguirlo como en el cuento y despeñarse
hasta el mar, aunque hay quien espera verlo sentado en el banquillo. La UCO y
la Guardia Civil no dan abasto, y esta semana 80 agentes han participado en la
detención de una banda de atracadores que operaba en Granada. Pero hay mucho
bicho suelto aún. Preferimos la delincuencia que se ve a la que no se ve, pero
que va horadando el sistema democrático. En el cuento de los hermanos Grimm el
flautista se compromete a librar a la ciudad de ratas a cambio de una suma de
dinero. Como los habitantes no le pagaron la suma convenida, el día 26 de junio
volvió y se llevó con su melodía a todos los niños. ¿Quién secuestra la
voluntad del pueblo en nuestra democracia? Tenemos unos líderes tan extasiados
en la contemplación de lo que creen que son que nunca se comportan como
deberían ser. Se dedican a exterminarse unos a otros. Por eso Donald Trump exige
una contribución del 5% del PIB de los países miembros a la OTAN. Se ve que hay
pocos misiles para tanto bicho. Pero preferimos la música de los flautistas que
el estruendo de las armas.
josemariaperezzuniga.blogspot.com